martes, 31 de enero de 2012

Interesting findings

Anoche, después de que el padre lo bañara, agarré al BBcio envuelto en su toalla con capucha (porque las capuchas le agregan ese no sé qué... por qué no hacen toallas con capuchas para adultos?) y lo subí a su cambiador para ponerle el pañal, embadurnarlo en crema (el invierno canadiense no es clemente con la piel de nadie) y ponerle el pijama.
Mientras buscaba el pañal en el primer cajón del cambiador escucho una extraña risa que proviene de la boca de mi primogénito. Y oh, la la. Ahi estaba mi bebé estirandose el pito como si se tratara de un gummi bear, de un yummi gelatina, de una gomita de pelo. Y con cada estiramiento venía una sonrisa de oreja a oreja.
"Cagamos", pensé."El pibe se encontró el pene".
Y por lo (mucho? poco?) que sé de los hombres, ahora nada mas lo va a entretener en esta vida. Ni los autitos a control remoto, ni los backyardigans, ni pocoyó, ni una mierda. Una vez que se tocan, es un viaje de ida.
Mi hijo está perdido para siempre.
Por suerte (y por el momento) estaba equivocada. La novedad le duró un rato (mientras su madre lloraba de la risa) y una vez puesto el pañal se acabó la joda y pasamos a otra cosa (the very hungry caterpillar).

Pero no hay vuelta atrás. Una vez que se descubren el pito, estamos fritos.

Y para redondear la novedad, querido(s) lector(es) sepan que seguiré rodeada de bolas, ya que +1 es macho también. En breve este blog sera renombrado "Mi vida con media docena de huevos".

Saludos cordiales,

Mel

2 comentarios:

  1. jaja me gusta el nuevo nombre del blog!mak

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  2. jajajaj y mas jajajaj felicitaciones por el segundo varoncito, tienen nombres ya?

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